En estos días hemos visto cómo Travolta busca cosas por toda la red, un gif que se ha vuelto viral nos deja una moraleja grandísima: no importa qué tanto se esfuercen los creativos y las marcas, es muy difícil que tengan un éxito tan enorme sin pagar ni un solo peso de difusión.
La razón por la que conocemos a las marcas es porque se meten en nuestros programas, en la televisión, en nuestros vídeos de youtube, series, parabuses, metro, en las calle, en todos lados y pagan millonarias cantidades de dinero sólo para que te acuerdes de ellos. Sin embargo, un meme es mucho más poderoso, quien lo crea se vuelve famoso hasta que salga el siguiente, tiene millones de visitas y se vuelve un efecto mediático increíble.
Si tomamos en cuenta que las grandes empresas pagan de a peso el “me gusta” y unos cuantos cientos de miles porque salga alguna estrella pop para conseguir millones de visitas entrometiéndose en la vida de todo mundo a la fuerza, el meme es una bendición, casi una coca en el desierto porque cualquiera puede estelarizarlo sin cobrar, hasta Yoda.
Este recurso ha intentado ser copiado por las grandes empresas sin resultados, ya que la viralización de un meme es un verdadero misterio, muchas teorías se pueden apuntalar, pero jamás ha de ganarse la empatía del público por medios antinaturales; como dicen en una serie gringa: el amor es una invención de las marcas que venden medias negras.
Esto nos deja una enseñanza, el día que un “creativo” haga un meme viral se habrá convertido en el alma de todo el internet y habrá entendido la simpleza y genialidad de un solo meme, por lo que podrá ser nombrado dios viviente de la red.